"Mujeres de mi país, compañeras:
Creo que hablamos ya un mismo lenguaje de fe, y abrigamos una misma esperanza de superación para el futuro de nuestra patria. Creo que estamos cada jornada más juntas, más íntimamente ligadas con nuestro destino paralelo. Creo que, día a día, aquí y allá, en las fábricas, o en los surcos, en los hogares o en las aulas, se acrecienta esa fuerza de atracción que nos reúne en un inmenso bloque de mujeres, con iguales aspiraciones y con parejas inquietudes. Creo que, al fin, hemos adquirido el claro concepto de que no estamos solas, ni aisladas, sino por el contrario, solidarias y unidas alrededor de una bandera común de combate."
"Conozco a todas y a cada una de mis compañeras. Te conozco a ti, la que
reveló el taller en toda su magnífica fuerza de mujer de voluntad. Sé tus
luchas, sé tus reacciones, sé tus sueños."
"Sí, defendiendo la mesa familiar, y el derecho a un destino menos duro. Defendiendo, en resumen, todo aquello que la mujer tiene el deber de defender: su sangre, su pan, su techo, sus sueños."
"Todo ello, no hace sino unirnos cada vez más, compañeras.
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